Hola a tod@s!
Hacía tiempo que os tenía abandonados, he vuelto y con más ganas que nunca.
Hoy me gustaría compartir con vosotros este artículo que creo que nos conciencia de como funciona el negocio del juego y me parece interesante y curioso.
Espero que lo disfrutéis.

El sector del juego “mueve más dinero que la agricultura”, tal como reflejaba un Informe sobre el juego del Ministerio de Hacienda publicado el verano pasado. Dicen que España es un inmenso salón de apuestas con 208.000 máquinas tragaperras y 45 casinos que reciben al año 4,2 millones de visitantes. En el sector de las máquinas tragaperras hay una familia toledana que ha brillado con luz propia y que sigue arrasando dentro y fuera de España. Hablamos de los Franco Muñoz (Recreativos Franco), dos hermanos –Joaquín (que murió en 2009) y Jesús– que desde su humilde origen en la localidad toledana de Ajofrín convirtieron al grupo empresarial en uno de los más potentes de España.
“El acierto” -decían los Franco no hace mucho- “ha convertido un incipiente negocio” creado “con escasos medios” en un grupo “de dimensiones intercontinentales”. Hace 40 años, en Ajofrín, los hermanos Franco sólo tenían una copia de una máquina tragaperras extranjera. Al poco pasaron a fabricarlas y hoy el destello de Recreativos Franco, con sede en Canillejas (Madrid), luce en decenas de miles de máquinas. Pero el mayor “acierto” al que se refieren es haber roto tratos a tiempo con los dueños de Codere (tenían el 41%) y aliarse, en 2005, con los hermanos Orenés, a los que compraron el 50% de su negocio. La fortuna de los Franco ronda en la actualidad los 200 millones de euros.
Y no paran. Esta misma semana han presentado una nueva máquina tragaperras que ha sido muy elogiada por el sector. Jesús Franco y todo el equipo directivo de Recreativos Franco presentó a una amplia representación de empresas operadoras de Madrid, pero también del resto de comunidades autónomas, las características de la nueva máquina B Neópolis, cuya premier entre el profesional tuvo lugar a comienzos de mes en el ICE de Londres. Recreativos Franco buscó un escenario emblemático: la Universidad Complutense de Madrid, y en particular, la Facultad de Ingeniería Industrial. Un espacio simbólico para doctorar un modelo que en su arranque ya ha depositado enormes expectativas, tantas como para superar la exitosa trayectoria mostrada por Gnomos Mix. Una nueva máquina de hacer dinero.
La relación con Castilla-La Mancha de las poderosas familias de las tragaperras y el juego no se reduce a los Franco. Manuel Lao Hernándezposee el holding Nortia, del que cuelgan una 220 empresas cuyo patrimonio ronda los 1.100 millones de euros. Solo el 20% de los 15.400 empleados en nómina del grupo trabaja en España, el resto se reparte por 80 países, principalmente por Latinoamérica, Italia y una filial en Luxemburgo. Los locales Sportium (50%) y sus aplicaciones para jugar y apostar on line se suman estos años a sus 31 casinos (4, en España), 81 bingos y más de 60.000 máquinas tragaperras y de azar. Una fundación y una universidad corporativa ensalzan la imagen pública de Lao Hernández, y su finca El Molinillo (14.000 hectáreas), que produce un conocido aceite de oliva en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), es una de las mayores de Castilla-La Mancha.
El otro “rey” del juego de Toledo es el jefe del clan familiar que dirige y controla la Organización Impulsora de Discapacitados (OID), Dionisio González Otero, desde Talavera de la Reina y cuyo cupón se vende en la provincia y en otras muchas zonas de España. Son la bestia negra de la ONCE. Dicen que hacen una importante labor social y se consideran la empresa que más puestos de trabajo ha creado en Toledo. Lo cierto es que mueven cantidades ingentes de dinero en España y también en algún país suramericano.
Hacienda les impuso el pasado mes de diciembre una sanción de 25 millones de euros por actividades ilícitas de juego. No solo han recurrido la sanción sino que además han presentado una querella criminal por presunto delito de prevaricación contra el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferré, “por dictar una resolución a sabiendas de su injusticia”.
La OID ha sido reconocida como acusación popular por un juzgado de Madrid en la causa que se sigue contra Francisco Nicolás Gómez Iglesias, “El pequeño Nicolás”. En ese sentido cuenta con una larga trayectoria en la acción popular que ya ejerció en asuntos tan llamativos como Spanair, Telecinco, “El Pocero” o Gescartera, habiendo conseguido importantes condenas bajo la dirección letrada del abogado talaverano Javier Gallego.